lunes, 20 de febrero de 2012

And I will try to Fix You

A veces tomamos malas decisiones por las que somos criticados, decisiones que una vez tomadas nos hacen la vida un poco más difícil, que cambian nuestro destino. Y si eso nos es suficiente siempre hay alguien que se encarga de recordártelo de por vida, te recuerda como fallaste, convierte tu problema en el único tema del que hablar, y a esas personas les pregunto ¿no tenemos derecho a fallar?, ¿qué nos hace distintos a vosotros?, ¿solo podéis fallar vosotros?, ¿os habéis preguntado que motivo nos llevó a hacerlo? Muchas veces tras una mala decisión hay un motivo oculto que nadie intenta conocer. La vida no solo se trata de tomar decisiones sino de aprender a encajar las críticas cuando hacemos algo mal o simplemente si no es cierto lo que dicen ya sabéis oídos sordos, porque van a ser pocas las personas que se acerquen a preguntarte ¿por qué lo hiciste realmente? Porque solo las personas que con una palabra o mirada saben que estás mal, esas personas sabrán que hubo algo que te impulsó a hacerlo. A la gente le gusta hablar, criticar sin conocer a una persona, no intentan ponerse en tu lugar, es muy fácil mirar con malos ojos a una persona sin conocer su historia. 
Comenzamos a tomar decisiones cuando dejamos de depender de los demás, cuando somos lo suficientemente maduros para saber lo que está bien y lo que está mal,  detrás de cada decisión hay un motivo. A veces nos sentimos solos, otras veces la presión puede con nosotros, algún suceso, algún desafortunado sentimiento, motivos que nos impulsan a cometer malas decisiones, decisiones de las que podemos aprender, con o sin ayuda, porque cuando dejamos de depender de los demás emprendemos un camino solos, en el que tomamos decisiones, y sí, pueden estar algo influenciadas por opiniones, pero al fin y al cabo las tomamos nosotros. Y hay que aprender a ser lo suficientemente fuertes para aguantar lo que viene tras esa decisión, pero con suerte tendrás a alguien en el que apoyarte. Por tanto no dejes de tomar decisiones por el miedo a fallar o al que dirán, EQUIVÓCATE!, cae y vuelve a caer, las malas decisiones al principio hacen que nos enfademos, que sintamos una gran impotencia pero al mismo tiempo nos incitan a querer arreglarlo,  a reparar eso que hicimos mal, nos hacen mejores personas, nos hace humanos. A veces las malas decisiones hacen buenas historias.






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